“Tu color azul y blanco es mi bandera de ilusión…” y así, después de perder una final por segunda vez en casa pero ahora con el rival de la ciudad es lo que nos queda.

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Y más cuando la directiva, cuerpo técnico y jugadores le dan la espalda a su afición y mantienen un silencio sepulcral y siguen sin dar la cara y permanece escondidos en sus respectivas trincheras.

Atrás quedo una temporada de ensueño donde fuiste mejor en todo pero que no pudiste y/o quisiste coronar aun y cuando tu afición te apoyo en todo momento.

Directivos, cuerpo técnico y jugadores van y vienen pero la afición se mantiene fiel a sus colores azul y blanco aun y cuando se empeñan en imponer un logo y escudo por encima de la palabra MONTERREY.

Ya pasaron más de 24 horas y no se ve que alguien salga a dar la cara por su afición en estos difíciles momentos.

El eslogan “En la vida y en la cancha” y el “Hagámoslo bien” les vienen quedando grandes en estos momentos, al final solo les interesan los ingresos en taquilla, por la vendimia en el estadio y por la venta de souvenirs.

Lo que salgan a declarar (si es que lo hacen) ya sale sobrando, hubo un momento para ello y no quisieron afrontarlo.

Sepan que los colores azul y blanco del Monterrey son más grandes que sus ambiciones personales.

Tienen mucho por hacer para resarcir todo lo mal que hicieron al final después del espejismo que resulto ser lo hecho en el torneo.